Ríos y ríos de tinta se han volcando y – tristemente- aún lo harán, tratando de dar explicación a lo inexplicable: el alto índice de inseguridad. Por muchos tópicos o temas que surjan y parezcan por momentos más trascendentes o inmediatos para el común de la gente, la sociedad no puede escapar a recaer en el mismo tema, la falta de control para la ola de asaltos, violencia y muerte que azotan al país.
La inseguridad parece haber traspasado esa esfera “anónima”.Cosas que le ocurrían a las personas corrientes, por así decirlo, ahora se ven reflejadas, más que nunca, en los personajes mediáticos o famosos. No es nuevo- tampoco- indicar lo anteriormente expuesto, pero sí es pertinente referirse al mensaje que está siendo transmito por los medios en este último tiempo.
Desde declaraciones altamente controversiales, sobre toda aquella frase “el que mata tiene que morir”, dicho por una mujer “reconocida”, hasta otras aún mas directas “Me alegro que un delincuente haya muerto”, proclamadas desde la boca de un modista “famoso” indignado y lleno de rabia.
Esos simples ejemplos, dejan evidenciar, que la Argentina, tiene bronca, está indignada y por sobre todas las cosas, tiene miedo (sin importar la clase social o el mundo en el que se encuentre cada persona o personaje). El temor puede ser un arma que lleve a la irracionalidad y la falta de discernimiento. Ejemplos como los citados, pueden multiplicarse, por todos los rincones del país, aunque el epicentro sea la capital federal, la inseguridad se ha convertido en el peor de los virus que infectan y enferman a la sociedad en su totalidad.
Pero siempre, por más que se busquen argumentaciones y existan sendos debates al respecto, esa sensación tan básica del ser humano, no desaparece. El miedo, permanece arraigado en el sentir colectivo y conlleva planteamientos y posturas de las más diversas. En este punto surgen muchas preguntas en la opinión pública:
¿Es necesaria la aplicación de la pena de muerte para frenar la ola delictiva? ¿Se deberían emplear más recursos para frenar la problemática de la inseguridad en detraimiento de otras cuestiones secundarias? ¿Los medios como expositores de la realidad, deberían evitar los comentarios que susciten sentimientos u opiniones negativas?
Todas son interrogantes que azotan al ciudadano argentino y que parecen no obtener respuestas. Mientras tanto, otros casos irán acaparando las pantallas, nos llegarán imágenes estremecedoras a través de los medios (como las que muestran al difunto Oficial Garrido, quien se convirtió en otro “mártir” de la inseguridad) y la gente continuará con pánico. Convertida Argentina 2009, en una sociedad envuelta en el más absoluto temor. Basta con encender la radio, la televisión o leer un diario para darse cuenta de ello.
La inseguridad parece haber traspasado esa esfera “anónima”.Cosas que le ocurrían a las personas corrientes, por así decirlo, ahora se ven reflejadas, más que nunca, en los personajes mediáticos o famosos. No es nuevo- tampoco- indicar lo anteriormente expuesto, pero sí es pertinente referirse al mensaje que está siendo transmito por los medios en este último tiempo.
Desde declaraciones altamente controversiales, sobre toda aquella frase “el que mata tiene que morir”, dicho por una mujer “reconocida”, hasta otras aún mas directas “Me alegro que un delincuente haya muerto”, proclamadas desde la boca de un modista “famoso” indignado y lleno de rabia.
Esos simples ejemplos, dejan evidenciar, que la Argentina, tiene bronca, está indignada y por sobre todas las cosas, tiene miedo (sin importar la clase social o el mundo en el que se encuentre cada persona o personaje). El temor puede ser un arma que lleve a la irracionalidad y la falta de discernimiento. Ejemplos como los citados, pueden multiplicarse, por todos los rincones del país, aunque el epicentro sea la capital federal, la inseguridad se ha convertido en el peor de los virus que infectan y enferman a la sociedad en su totalidad.
Pero siempre, por más que se busquen argumentaciones y existan sendos debates al respecto, esa sensación tan básica del ser humano, no desaparece. El miedo, permanece arraigado en el sentir colectivo y conlleva planteamientos y posturas de las más diversas. En este punto surgen muchas preguntas en la opinión pública:
¿Es necesaria la aplicación de la pena de muerte para frenar la ola delictiva? ¿Se deberían emplear más recursos para frenar la problemática de la inseguridad en detraimiento de otras cuestiones secundarias? ¿Los medios como expositores de la realidad, deberían evitar los comentarios que susciten sentimientos u opiniones negativas?
Todas son interrogantes que azotan al ciudadano argentino y que parecen no obtener respuestas. Mientras tanto, otros casos irán acaparando las pantallas, nos llegarán imágenes estremecedoras a través de los medios (como las que muestran al difunto Oficial Garrido, quien se convirtió en otro “mártir” de la inseguridad) y la gente continuará con pánico. Convertida Argentina 2009, en una sociedad envuelta en el más absoluto temor. Basta con encender la radio, la televisión o leer un diario para darse cuenta de ello.
Escrito por: Daniel Gutierrez
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